En los países más industrializados, en los que la mano de obra se vuelve un recurso escaso, se implementan nuevas tecnologías que agilizan el trabajo logístico y surgen los denominados almacenes inteligentes asegurando procesos más eficientes.
Los almacenes inteligentes se han convertido en la apuesta de aquellas compañías que quieren optimizar sus procesos logísticos haciendo uso de tecnología; ya sea para aumentar la eficiencia de la recepción de mercancías, la preparación de pedidos o el almacenaje del producto.
Se le considera el “cerebro” de la operativa. Sus funcionalidades van desde la gestión del movimiento del inventario hasta la planificación de los flujos logísticos o de transporte. Puede ser controlado por los operarios mediante unas pequeñas pantallas que llevan incorporadas.
Busca sustituir el trabajo manual para mejorar la productividad, eficiencia y precisión. De esta manera se eliminan o reducen las tareas repetitivas llevadas a cabo por los operarios. Por ejemplo, los robots o drones agilizan la cadena de suministro y los procesos de movimiento de los productos.
Para implementar un almacén capaz de integrar y manejar tecnologías en sus procesos sin intervención humana es importante innovar. Esto puede ser a partir del análisis de grandes volúmenes de datos (Big Data), complementado con tecnologías de inteligencia artificial (IA) o el internet de las cosas (IoT).
Permiten un exhaustivo control de stock y de inventario a través de los chips que llevan incorporados, ya que les permite almacenar todo tipo de información en tiempo real. Esto permite la visibilidad y trazabilidad de los productos por lotes y de forma individual.